Del caos a la felicidad. “Bogotá era una ciudad llena de basura, destruida, agresiva, antisocial,
fea, desorganizada, parques sin árboles, con gente hostil que manejaban a matar y maltrataban a la visita”. Así se expresa serísimo y contundente Jorge Orlando Melo, quien fuera director de la Biblioteca Luis Ángel Arango desde el año 1994 hasta 2005, a la cual llevó de 350.000 títulos a 1.100.000, con un servicio tan eficiente que llamas por teléfono y te mandan el libro a tu casa. Pero no crean que sta ciudad de Bogotá, espantosa, a la cual se refiere Melo es del siglo pasado. Eso fue apenas hace 15 años. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién hizo el milagro? La dicha empezó con Antanas Mokus, el polémico alcalde que saltó a la fama cuando se bajó los pantalones para hacer callar a los estudiantes en el auditorio. Era el rector de la Universidad Nacional. Lo botaron y se convirtió en alcalde. Fue el extraordinario promotor de la cultura ciudadana. Inventó la tarjeta roja, para que la gente se la sacara a quienes manejaran mal. Puso mimos en los rayados para que dejaran
pasar a los peatones. Montó cantantes en los autobuses para quitar el mal genio a los choferes. Repartió dulces a los hombres y flores a las mujeres. Se casó en la jaula de los tigres en un circo y salieron encaramados en los elefantes. Iba a la oficina en bicicleta con las escoltas atrás. Llevaba una espada rosada cuando tenía cita con el Presidente. Creó el toque de queda para los hombres
y la noche de las mujeres. Instauró el Pico y Placa hace 12 años y a nadie se le ocurrió pedir
un amparo constitucional. Claro, era el único Alcalde de Bogotá. No esta saparapanda de alcaldías que tiene Caracas, en las que cada quien dispone lo que le parece y el otro se lo desbarata.
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